La historia es como una taza de café, puedes revolver miles de veces, agregarle azúcar o preparar otros, pero todo ocurre dentro del mismo envase... todo concurre y se termina para volver a empezar... luego de un millar de giros... todo en algún momento se detiene en su punto justo. Eso ocurre cuando hemos aprendido a vivir... Yo he tomado varios cafés en mi vida... pero el que Catleen preparó aquella madrugada... era incomparable. Posiblemente no me crean... pero yo estoy convencido, de que estaba en su punto justo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario